viernes, 25 de enero de 2008

CHAPLIN EN IMÁGENES. Exposición (I)


Hasta el 27 de abril puede verse en el CaixaForum de Barcelona, y más tarde en Madrid, la exposición Chaplin en imágenes, que reúne un gran conjunto de materiales gráficos (fotografías, carteles), documentos varios y extractos de películas, algunas inéditas (imagino que muchas de ellas presentes como extras en DVD). De ella informaremos en detalle cuando la agenda me permita visitarla.

De momento, dejo esta noticia y la acompaño de otra información: junto a la exposición se celebrarán a partir del 7 de febrero una serie de conferencias, las siguientes:

Jueves, 7 de febrero:
De Charlot a Chaplin: vanguardia y humanismo, por Vicente Sánchez Biosca, historiador del cine.

Jueves, 14 de febrero:
Una poética del esbozo. Estética del cine de Charles Chaplin, por José Luis Guerin, cineasta.

Jueves, 21 de febrero:
La mirada cómica y el cine de Charles Chaplin, por Augusto Sainati, profesor de semiótica en Nápoles.

Jueves, 28 de febrero:
Chaplin: entre los siglos XIX y XXI, por David Robinson, biógrafo de Chaplin.

Jueves, 6 de marzo:
El bigote y la voz. Reflexiones sobre "El gran dictador", por Jean Michel Frodon, director de Cahiers du cinéma.

Jueves, 13 de marzo:
El compromiso social de Chaplin. Del "New Deal" a McCarthy, por Esteve Riambau, historiador del cine.

También se proyectará El chico, el día 9 de febrero, con acompañamiento musical de violín, viola y piano.

domingo, 6 de enero de 2008

SUNRISE: UN ARTÍCULO DE DAVID HOLM

Sunrise: ¿americanizando a Murnau? o ¿murnaurizando América?


Hacía más de un lustro que los aliados habían levantado el veto a los alemanes, varios eran los trabajadores del cine alemán que habían cruzado ya el charco y otros muchos les seguirían en el futuro; Ernst Lubitsch destacaba entre los que ya estaban allí. Aunque la adaptación no era siempre sencilla, Friedrich Wilhelm Murnau no tuvo demasiados problemas, a él le gustaba vivir de forma lujosa, y si algo había allí, era eso: lujo. No tardó en ser Fred Murnau, puso todo de su parte para una rápida y satisfactoria adaptación.


Pero para Murnau, el arte no tiene fronteras, para su Faust, sin ir más lejos, tiró de varios actores extranjeros; en Sunrise, en cambio, no tendría que buscar muy lejos. La estrella indiscutible de la cinta era Janet Gaynor, de un aspecto físico muy parecido a la Camilla Horn (sacada de la manga) de su última película en tierras germanas. Si la nacionalidad de los actores no nos va servir para determinar hasta qué punto era “americana” la cinta, tampoco los decorados de Rochus Gliese, porque en palabras del propio Murnau:

“No es francesa, ni alemana, ni italiana. Puede definirse como moderna, pero no responde al estándar de modernidad de ninguna nación en particular. Sus decorados son una mezcla de todas las naciones [...]”


Ya hemos dicho que Murnau se adaptó muy bien al estilo de vida de Hollywood (su relación con el país de la Coca-Cola en el futuro sería otra historia) y que él mismo hablaba de su cine como algo universal, ¿cabe, pues, seguir preguntándose si algo cambió en el cine de Murnau por el hecho de trabajar en otro país?; todavía hay aspectos que no hemos tocado:


El guión corrió a cargo de Carl Mayer y está basado en una historia de Hermann Sudermann; sobre esto ya habló Antonio, así que no es necesario decir más. La historia original no está escrita desde USA ni siquiera está ambientada allí, no obstante, sí que encaja en el tipo de historias (con las variaciones introducidas en el guión, que ni siquiera estaba escrito en inglés) que acostumbraban a rodar en América.


Es una historia que no se habría aceptado por el simple hecho de intercambiar el sexo de los protagonistas, la sociedad sigue siendo machista pero entonces todavía lo era más; personalmente el que mi pareja planeara acabar con mi vida, me daría motivos más que de sobra para acabar con la relación, aunque eso no encaja con los conceptos de unión perpetua y redención (sobre todo si hay un "cromosoma y" por medio) que sostienen ciertas religiones monoteístas. Podríamos decir que en cuanto a historia si se nota cierta americanización, no sólo por la moral, que en ese aspecto no era muy distinta a la alemana sino por ese "happy end", que tanto se estilaba en un país donde el cine por encima de cualquier otra cosa era un entretenimiento y era “aconsejable” dejar un buen sabor de boca en el espectador. Seguimos con una característica propia del cine americano:

En las películas americanas de la época era habitual incluir ciertos gags cómicos, gags que no vimos (al menos no de forma tan blanca) en trabajos anteriores de Murnau, fuera de su incursión en la comedia en su film Die Finanzen des Großherzogs (1924). Como ya dijo MurnauVsBuñuel, estos gags no figuraban en el guión de Carl Mayer. Sobre la conveniencia o no de su inclusión, hay disparidad de opiniones, desde los que están encantados hasta los que creen que se abusó de ellos; yo me encuentro en este segundo grupo. La película navega vertiginosamente entre la tragedia y la comedia, para quitar dramatismo y acentuar la sensación de placidez cuando correspondía, Murnau incluyó una serie de gags. La inclusión en sí no creo que sea desacertada, cumplen con su objetivo, pero también creo que son en cierta forma perniciosos para el ritmo del film, el gag del cerdito es quizás el mejor ejemplo de ello. Es un gag, largo, elaborado, que creo encontraría su sitio en una película que fuese una comedia de cabo a rabo, pero para Sunrise se alarga en demasía. Ya nos enseñó con anterioridad la escena del fotógrafo, absolutamente plácida, distendida, tierna... y para que el espectador no se relajara tan pronto algo de tensión en momentos puntuales en el salón de belleza, aunque en general siguiendo la tendencia hacia la comedia iniciada poco antes, dentro de la feria y después de lo del cerdito tenemos el juego con las asas del vestido y es por eso que la escena del cerdito no creo que fuese necesaria para reforzar esa sensación de felicidad, tranquilidad, placidez... y que sí por otro lado al ser un gag tan prolongado resta ritmo a la acción sin aportar realmente en lo narrativo. Como decía, para cualquier comedia sería una buena escena, pero Sunrise no deja de ser un drama en donde precisamente las escenas de comedia hacen que las dramáticas ganen en potencia.


Hemos visto ya algún rasgo de americanización en Murnau para con este su debut en Hollywood, pero quizás el más claro lo apreciemos en su relación con el espectador. En este caso creo que se debe más a prejuicios, instalados en la propia sociedad americana así como en la forma europea de percibirla, sobre su capacidad para comprender según qué tipo de cine. Porque en sí, es ridículo decir que películas como Der Letzte Mann (tal y como se proyectó en Alemania) en América no funcionarían (la versión que se exportó tenía más ritmo que la alemana aunque no iba tan dirigida al público como a que el mercado se maravillara de los prodigios que podía rodar UFA), porque en realidad tampoco el público europeo parecía estar preparado para su visionado (el fracaso en taquilla es una prueba contundente). O simplemente, para qué complicarlo tanto, no era un cine que llegara a la gente, que les interesara, entendieran o no el mensaje. Se simplificaban las cosas para el mercado americano porque se creía que así llegaría al público, se pensaba que el público del otro lado del Atlántico no tenía capacidad para comer un pan que no estuviese un poco humedecido de antemano, pero más que subestimar las capacidades del público americano se estaba sobrestimando la compresión del público europeo.

El cine de Murnau se caracterizó por estar compuesto de capas, distintos mensajes según lo profundo que miráramos, pero la historia más superficial siempre fue sencilla de seguir para el público, a menudo utilizaba medios redundantes para evitar que nadie se quedase atrás. En Sunrise fue más allá, pensó más en el público que en cualquier película anterior. Vemos una presencia excesiva de intertítulos, la película está fantásticamente planificada, nadie tiene nombre, la presencia de personajes relevantes es pequeña... la historia no necesitaba de rótulos para que el público pudiera seguirla. Si repasamos los que hay, que en realidad son muy pocos para lo que era habitual en una película de esta duración; la gran mayoría, por no decir todos, se podrían suprimir sin perder poder narrativo. Al principio del film y cuando empezamos a ver los primeros signos de distanciamiento en la pareja (una elegante mujer de ciudad acaba de silbar), el marido deja a su esposa con la mesa puesta y se marcha al encuentro de su amante. Vemos a dos mujeres al calor del hogar introduciendo un flashback: “Ellos solían ser como niños, despreocupados... siempre felices y riendo...” después una escena idealizada en exceso, su esposa con el niño en brazos y él trabajando con los animales, un plano cercano que abarcaba poco espacio, quedando una escena muy sobrecargada (quizá este flashback se viera inspirado por éste otro en Körkarlen, film que viera Murnau en Suecia el año de su estreno, y que a diferencia de éste, es impecable), después repetición del anterior intertítulo y primer plano de una de las señoras que continúa diciendo: “Ahora se está arruinando por culpa de esa mujer de la ciudad – los prestamistas vacían la granja”. Se muestra como se llevan al animal y después se repite (una vez más) el último intertítulo añadiéndole una línea “...-los prestamistas vacían la granja- y su esposa se sienta sola”, mirando después cara a la afectada esposa sentada sola a la mesa. Creo que este flashback es probablemente el único momento torpe de la película, se intenta ayudar tanto a la comprensión del espectador que en un flashback de un minuto se meten hasta cuatro intertítulos que no hacen sino adelantar lo que vemos, y en contra de lo que crea la gente que no vio un film silente en su vida, éste no es el propósito de los intertítulos. Ese minuto se podría haber aprovechado para haber hecho el flashback en condiciones y prescindir de esos intertítulos que hacen que el conjunto roce lo burdo.


Por otro lado el haber pensado más en el público que en cualquier película anterior, a pesar de haberle llevado a ese desafortunado flashback, consiguió que llegara (llegue) como nunca antes al público. Siempre se le achacó al cine de Murnau cierta distancia, frialdad, su obsesión técnica y tendencias pictóricas lo alejaban del público, en esta película sin ahorrar en alardes técnicos y manteniendo un conjunto pictórico, consiguió hacer una película más accesible al público de entonces e incluso, más si cabe, al público actual. Si excluimos a Nosferatu (cuya fama trasciende la pantalla y no siempre va unida al apellido Murnau), ésta es su película más famosa y aclamada por el gran público en la actualidad, por eso que no se piense que necesariamente esa americanización tiene que ser algo malo, rodase donde rodase habría ciertos peajes que pagar, pero el hecho de ser rodadas en uno u otro lugar no aseguraba absolutamente nada. Sólo he pretendido enfocar el artículo de forma diferente a los ya publicados en Pasión Silente, pero no hacer una crítica al film por el lugar donde se rodó. Es cierto que toqué poco, o nada, las maravillas de la película, pero ha sido porque ya lo han hecho otros compañeros, para qué repetirnos. Ni que decir tiene que me parece una de las grandes películas de la historia del cine.

En el título me pregunto si realmente fue América la que influyó a Murnau o si fue él el que lo hizo en su cinematografía. Ya vimos que en cierta manera, se puede responder afirmativamente a la primera pregunta, ha existido una americanización del cine de Murnau pero se puede afirmar incluso con mayor rotundidad, que su paso por Hollywood supuso una murnauización de América, ya las intenciones de William Fox al ficharlo iban más por su manera de hacer cine que por sus películas y si bien Sunrise no fue una película rentable para los estudios en base a su recaudación si lo fue por todo lo que pudieron aprender, esta película cambió la manera de hacer cine en Hollywood para siempre, empezando por Seventh Heaven de Borzage (rodada paralelamente a Sunrise con parte de “su tecnología”) y extendiéndose a la clara influencia que tuvo Murnau (y otros muchos trabajadores europeos del cine que cruzaron el Atlántico) en la época dorada del cine de estudios los 30 y 40. Así que podemos quitar las interrogaciones y quedarnos con un “Sunrise: americanizando a Murnau, murnaurizando América”.


martes, 1 de enero de 2008

FELIZ 1908


No sabemos muy bien si este año, 2008, va a depararnos muchas sorpresas de gran calado cinematográfico, pero hace cien años el cine iba a entrar en un año especial para su historia, con algunos hitos de gran importancia. Repasemos algunos de ellos:

Griffith debuta como director. El cine en general había entrado en una crisis motivada por los problemas de exhibición de las películas. El mayor número de salas (los nickelodeones, que estaban haciendo furor entre 1905 y 1908) motivó la aparición de nuevas figuras que van a revolucionar la forma de hacer películas. La más importante de ellas, aunque en 1908 aún no lo era, fue David Wark Griffith, quien debutó ese año en la dirección con el corto Las aventuras de Dollie. En junio de 1908 llegó a la endeudada compañía Biograph para ofrecer sus servicios como actor. Como suele ocurrir en el mundo del espectáculo, una baja "oportuna", en este caso la del principal director de la Biograph, Wallace McCutheon, dio la ocasión, en una decisión de urgencia, a Griffith de asumir por vez primera tareas de dirección. Las aventuras de Dollie (o de Dorotea, puestos a castellanizar), una película de argumento simple (un peligro que amenaza la estabilidad de una familia), rodada con eficacia en dos días (18 y 19 de junio) y que tuvo gran aceptación de público. Con motivo de este centenario de Griffith, tras el ciclo dedicado a los italianos, la emprenderemos con uno dedicado a él.

La irrupción del Film d'Art. André Calmettes y Charles Le Bargy fundaron en 1908 la sociedad Film d'Art y tuvo como buque insignia El asesinato del duque de Guisa, que marca, por su influjo, la forma de hacer películas, de elaborar decorados y vestuario, y de actuar, los primeros títulos de muchas cinematografías, como la italiana o la española (donde triunfa Don Juan Tenorio).

Nick Carter y los seriales. Junto al cine más elitista del Film d'Art nace en Francia un cine más popular, el de los seriales, cuyo primer gran éxito es el protagonizado por el detective Nick Carter (Pierre Bressol), que dirige V.-H. Jasset para la Gaumont.

Dos hitos en la historia de la animación. Émile Cohl inscribe su nombre entre los pioneros de la animación, gracias a un corto de gran simplicidad titulado Fantasmagorie, en el que se encadenan las diversas transformaciones en personajes de unos sencillos trazos de tiza en una pizarra. 1908 también es el año del estreno en Francia de El hotel eléctrico de Segundo de Chomón, que además protagoniza junto a su esposa. En ella da muestras de su maestría en el uso de la técnica del paso de la manivela, construyendo además una sucesión de escenas de gran ternura y humor.


  • Primera película rusa. Aunque los espectadores de Rusia ya sabían qué era el cine, gracias a las producciones que le venían de otras latitudes de Europa, especialmente de Francia, no contaban con una película de realización autóctona. Esta situación cambia gracias a la iniciativa del fotógrafo Alexander O. Drankov, tras algunas tentativas en 1907. En octubre de 1908 se estrena Stenka Razin, unos 15 minutos dirigidos por V. Romashkov, que Drankov fotografía y produce. A diferencia de muchas otras cinematografías, que tienen entre sus primeras muestras películas documentales, esta primera realización se inscribe dentro de la más absoluta ficción, en una historia de piratas y princesas, de la que esperamos hablar algún día con mayor detalle.
El primer éxito internacional del cine danés se estrena en su país. La Nordisk vive uno de sus momentos estelares con el estreno en Dinamarca el 11 de noviembre de Løvejagten (La caza del león) de Viggo Larsen, después de meses de prohibición en el país (la cinta era de 1907 y ya había tenido una carrera internacional). La película aprovechó la oportunidad brindada por un zoo, que quería deshacerse de unos leones ya ancianos, para sacrificarlos, en una trama sobre cazadores, delante de la cámara en imágenes de gran impacto, según cuentan algunos cronistas, pues no hemos podido acceder a su visionado. Por lo que hemos leído, la película destaca por el montaje y por los primeros planos, especialmente los conseguidos haciendo atravesar la cámara entre los barrotes de las jaulas, para que no se vieran en pantalla.