martes, 13 de noviembre de 2007

LOS INICIOS DE GIOVANNI PASTRONE. DOS TÍTULOS DE 1913


En 1913, año en el que entramos (casualmente un martes y 13), Giovanni Pastrone ya era un hombre de prestigio dentro de la industria cinematográfica. Nacido el 13 (otro 13) de septiembre de 1883 en Montechiaro de Asti, fue en su adolescencia un apasionado de la música, especialmente del violonchelo. Se vinculó al mundo del cine desde los primeros momentos de la historia de la cinematografía italiana bajo las órdenes de Carlo Rossi en Turín. En 1908 compró la productora de Rossi y la refundó con el nombre de Itala Film. En ella realiza las más diversas funciones, desde las administrativas y de gestión hasta las creativas, unas veces firmando las cintas (aunque con el seudónimo de Piero Fosco, como ocurrirá en 1914 con Cabiria) y otras en labor de diseño de producción y de supervisión artística (como en la serie sobre Maciste). En muchos de sus títulos se beneficiaría de la labor de técnicos importantes, en especial de uno de ellos: Segundo de Chomón. Entre las principales que se le atribuyen como "creador", la mayoría adaptaciones literarias o de inspiración histórica, están: Giordano Bruno (1908), Giulio Cesare (1909, donde encarna el papel principal), La caduta de Troia (1910), Cabiria (1914), Maciste alpino (1916), Il Fuoco (1916), Tigre reale (1916) o La guerra y el sueño de Momi (1917), de la que ya hemos hablado aquí. Dejó el cine en 1923 y se dedicó a la medicina, hasta su muerte, acaecida el 27 de junio de 1959, en Turín, la ciudad a la que ayudó a convertir en uno de los lugares de referencia del cine silente italiano.




En estos momentos no podemos hablar de películas importantes como La caduta de Troia (1910), que ya habían dado a Pastrone un nombre en el cine italiano, aunque al parecer ya anda disponible en Italia para los cinéfilos y no tardaremos en acceder a alguna edición. Hoy nos vamos a centrar en dos títulos, uno dirigido por Pastrone, aunque más bien obra de Chomón, titulado Più forte che Sherlock Holmes (1913), y otro atribuido a él, una película de intrigas y persecuciones protagonizada por Berta Nelson, titulada Vittoria o morte (1913).


Più forte che Sherlock Holmes (1913)

El corto es una excusa para el lucimiento acrobático de Domenico Gambino (Saltarelli), su protagonista, y para que Chomón se disponga a mostrarnos todo su arsenal de trucajes y transparencias. La trama es bien sencilla. Un hombre, admirador de las historias de policías y ladrones que le surten los diarios, se queda dormido. Mientras sueña, su transparencia sale de su cuerpo y se ve persiguiendo a un ladrón en escenarios cambiantes (un río, donde el ladrón hace piruetas sobre el agua, un edificio, que escalan sin problema) hasta llegar a una habitación a oscuras, donde el artificio técnico se efectúa con un juego de luces y sombras realmente muy interesante. El ladrón llega a convertirse en silueta y en muñeco de trapo en la pelea final. En el transcurso de esta pelea el hombre dormido que está soñando que golpea al ladrón se despierta a la realidad donde sus golpes los está recibiendo su sufrida esposa.


Vittoria o morte (1913)

Pastrone fue, además de director de algunas producciones de la Itala, responsable de muchas tareas dentro de la compañía, y muy especialmente desempeñó la labor de supervisor y diseñador de las estrategias comerciales en la producción de los filmes. Una de sus contribuciones en ese sentido, podríamos decir que la principal, fue la de acostumbrar al público a ir a ver "una película de...", una película hecha a la medida de una estrella, de un personaje o de un tema, y especialmente célebres las series "Una de Cretinetti" o "Una de Maciste", de las que puede considerarse "autor", ya fuese detrás de la cámara o en los despachos.

Vittoria o morte responde a esa necesidad, como un producto de consumo, orientado a poner en marcha una serie de ingredientes de tipo estándar para configurar una típica película de persecuciones y robos, al estilo de los seriales franceses. Una caja de caudales es el objeto de codicia de una serie de personajes, que se persiguen por tierra, mar y aire y que se sirven de disfraces, de cuerdas o somníferos para sus propósitos, en sórdidas habitaciones o lujosos hoteles.

A Blanche (Berta Nelson, en la foto) la duermen con el somnífero que le han puesto en el ramo de flores que le han regalado y un hombre (Bernard) fuerza unos cajones para hacerse con una caja de caudales. Más tarde, rescatada tras un vuelo en avión en el que viaja, es conducida a un barco, en donde descubre al ladrón disfrazado con una barba. Bernard, el ladrón provoca un incendio en el barco y se va hundiendo. Blanche ve inundarse su habitación y logra salvarse saliendo por la escotilla. Tras varias escenas intensas, donde hay una gran labor de montaje, Blanche es avistada desde un barco y salvada mientras se aferra a un tronco. Un joven, Wilkinson, la va a visitar. En una posterior visita de Bernard (quien se ha visto incapaz de abrir la caja de caudales que ha robado) a Wilkinson y Blanche mientras éstos disfrutan de un desayuno campestre, Bernard coquetea con la joven y se emplazan a una cena romántica, que en realidad será un juego de engaños. Gran dominio de los gestos, especialmente de la actriz, entre la apariencia y la intención. Finalmente, ella confiesa quién es y le muestra una pistola, pero él va cediendo a causa del veneno que ella le ha suministrado en la copa. Wilkinson y Blanche acuden al domicilio de Bernard y logran abrir la caja. Escapan por el balcón ante la llegada a la casa de la policía, que es recibida con una gran explosión. La posterior persecución ofrece un tráveling desde dos puntos de vista, hasta que la pareja acaba huyendo en avión. Blanche es condecorada y recibe la bendición de su padre para casarse con Wilkinson. Y esto, obviamente, es el final.

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