sábado, 29 de diciembre de 2007

DOS AÑOS DE "MUNDO SILENTE": UNA ENTREVISTA

En este mes de diciembre se celebran dos años de la creación de una de las principales filmografías en español del cine mudo asociadas a los foros y las comunidades p2p: Mundo Silente. Tengo entendido que Recanto Silente prepara un especial sobre el tema, en la que además de la entrevista ofrecerá con detalle las características de esta filmografía en general y de sus fichas en particular. Esperando con anhelo tamaña labor de descripción, aquí ofrecemos un pequeño encuentro desde la distancia con su mantenedor, a quien vemos sobre todo como alguien claramente situado en un marco crítico determinado, en unas referencias cinéfilas, en unas fobias muy definidas en lo político (se vislumbran algunos aspectos de lo que para él ha supuesto el gobierno de Kirchner en Argentina, donde reside), lo artístico (en mi opinión, no debería cargarse todo Spielberg, sobre todo el de sus inicios) y la mezcla de los dos en un concepto, el de Estado, que odia tanto que le hace mirarse con recelo el de cinematografía. Entiendo su planteamiento de cara a la organización de su filmografía, pero desde mi posición creo que su defensa del arte individual debería matizarse y tener en cuenta que el cine mudo se creó y se difundió gracias a productores y artistas claramente vinculados a industrias asociadas a un país o una entidad zonal colectiva (la Svenk en Suecia, la Nordisk en Dinamarca, la Itala Films... por no hablar del cine soviético o del cine propagandístico y patriótico en la Gran Guerra). Más allá de estas sanas diferencias de criterio, me resulta estimulante su exposición detallada en las respuestas, y especialmente la relativa a la difusión del cine mudo en Argentina. Desde España sorprenderá a más de uno que exista en TV un programa casi diario (aunque sea en horario de madrugada) dedicado a la difusión de joyas de filmoteca, pues aquí esa época ya pasó. Un abrazo adelantado al entrevistado y a los lectores de las palabras que siguen.


Empiezo, como hice con otros entrevistados, por preguntarte por el origen de tu nick habitual satantango. Imagino que es por la película de Béla Tarr (uno de cuyos fotogramas ilustra el arranque de esta entrevista), uno de los directores más difundidos por la red, pero también es una palabra que combina "Satán" con "tango" ¿me he ido por las ramas?

No sabía que Béla Tarr es uno de los directores más difundidos por la red... Pensé que la gente se interesaba más por la pornografía (adulta e infantil), las imágenes de guerras, asesinatos, accidentes, miseria humana, los nuevos ídolos adolescentes y las últimas drogas duras fabricadas en los laboratorios de Hollywood, con Steven Spielberg a la cabeza.

Susan Sontag decía que Satantango es un film para ver una vez al año durante toda una vida. Comparto plenamente su pensamiento. Béla Tarr (al igual que Kitano, Sokurov, Bartas, Costa y unos pocos más, todos por debajo de Jean-Luc Godard, obviamente) representa en la actualidad la Resistencia. Su lenguaje cinematográfico puede resultar anacrónico, pero no lo es. ¿Acaso Dreyer, Tarkovsky, Bresson, Vigo, Hitchcock o Pasolini son anacrónicos? La Verdad nunca lo es, al menos para mí. No me interesa si actualmente se imponen la mentira, la estupidez y los falsos artistas. No me interesa si la cultura y el Estado se imponen por sobre la libertad individual y el arte verdadero. No me interesa el presente. Sí me interesa el pasado y el futuro. Depender solamente del presente es peligroso. Se debe ser fiel a uno mismo, en esta época en la que tantos se traicionan a sí mismos y venden su espíritu por unas monedas. El tiempo no miente ni muere. El tiempo es sabio. Incluso en el futuro, el período silente del cine será más valorado que ahora.

¿De dónde nació la idea de hacer una filmografía? ¿Qué crees que ha cambiado desde sus orígenes hasta ahora, más allá de haber crecido en número?

Desde mi habitual soledad, siempre me interesó difundir el cine. Y con el período silente siento tener una deuda muy importante. No existe una gran educación, un gran conocimiento del silente. Balzac decía "la ignorancia es la madre de todos los crímenes". Ignorar el período silente del cine es un crimen. El desprecio por la memoria es repugnante. Ante esta tragedia, uno intenta difundir, colaborar en la educación. Una filmografía es un método perfecto para este objetivo. André Bazin afirmó que "el cine es una buena escuela" y Henri Langlois (en la foto) fue el protector de los tesoros, permitiendo a los demás poder estudiar y vivir en carne propia el cine, incendiar nuestros espíritus en los fotogramas de la memoria universal. De nada sirve limitarse a la teoría, a los ensayos, a los libros de historia, a Google. Es absolutamente esencial ver las películas. Por este motivo mi decisión de crear Mundo Silente. Esta filmografía permite a la gente poder ver las películas y sacar sus propias conclusiones.

En cuanto a los objetivos, nada ha cambiado, ni cambiará. Se ha pulido un poco el aspecto visual de la web, aunque mi intención es mantener cierta simplicidad, para no distraer la mirada y facilitar la búsqueda de los films. Obviamente no gano dinero con esto. Tampoco me interesaría. Y jamás habrá publicidad en el sitio.


¿Cuáles son tus principales fuentes, si se pueden decir?

El foro de cine mudo en Cine-Clásico. Luego DXC, Karagarga y algunos pocos sitios más. Últimamente también recibo la colaboración directa de ripeadores que escriben al mail de contacto de Mundo Silente. La web ha crecido bastante en los últimos meses y recibe visitas de muchos países. Los que no hablan en español se comunican en inglés. A todos nos une un profundo e incorruptible amor hacia el cine en general y el silente en particular. La existencia y supervivencia de la filmografía, depende de los ripeadores, los traductores y creadores de subtítulos, los cinéfilos y coleccionistas en general. Yo simplemente organizo y difundo el trabajo de cientos de personas.

No somos pocos... Y el interés por el silente seguirá creciendo. Es algo inevitable. Es también, en parte, una respuesta concreta a la mediocridad y decadencia actual del cine; a la imposición cultural de turno. "La cultura es la regla, el arte la excepción".

¿Y qué mejor que hacerlo a través del intercambio solidario y gratuito? Los gobiernos y los grandes empresarios no saben qué hacer con la libertad individual de las personas que usan Internet. Y mejor así... Es nuestro derecho y lo estamos viviendo. Es nuestra revolución espiritual. Nadie debe prohibirnos el derecho a soñar.

De todos modos, Mundo Silente seguirá existiendo mientras exista la red ed2k/kad. Cuando ésta deje de existir, la web cerrará sus puertas y la difusión del silente cambiará de formas, de métodos. Aunque está claro que la lucha será la misma, o incluso más intensa.

Está organizada con el criterio de los años. La verdad es que echo en falta en esta filmografía y en la de bluegardenia el criterio de la cinematografía a la que pertenecen los títulos, es decir, por países (o por zonas). Está bien la evolución de los años, pero esa evolución se produce en cada país de una forma diferente ¿no? ¿Lo tenías pensado?

En cuanto a la Historia , comparto la visión de Jean-Luc Godard en sus Histoire(s) du Cinéma. Es la forma ideal de sentir, vivir y compartir la Historia. Nuestra historia personal.

Sinceramente no me atrae respetar las cronologías. Es una forma fría y poco personal de encarar el asunto. Pero es la mejor forma que encontré para este proyecto en particular de Mundo Silente. Insisto en que mi intención es hacer de esto algo muy sencillo para todos. No puedo imponer mi visión personal, para eso tengo mis otros proyectos en el cine, por ejemplo como cineasta. En este caso, debo limitarme a realizar un trabajo de archivista.

Lo que no haría jamás es clasificar las películas (y a sus autores) por nacionalidades... Más allá de los diferentes fenómenos culturales, políticos, sociales y económicos de cada región (importantes de conocer); los creadores, los artistas, son los individuos. El universo interior de un artista es mucho más verdadero y complejo que las historias colectivas de un país en un contexto histórico determinado. Sinceramente, prefiero hablar de artistas, en lugar de países. Porque hablar de "país" sería hablar de Estado. Y el Estado es opuesto al arte y al amor.

Podría entonces, clasificar las películas o a sus directores, por orden alfabético... Pero creo que por fechas está bien y es más atractivo para los visitantes.

Me gustaría aclarar también que, obviamente, no creo en la versión oficial acerca del nacimiento del cine... Lo que se celebra de 1895 no es el nacimiento del cine, sino el nacimiento de la comercialización del cine, algo muy diferente... El cine es el arte más antiguo de la humanidad, existe desde que el hombre existe y desde que abrió sus ojos y la luz entró en contacto con su imaginación. Todo lo que sigue es una evolución hasta el triunfo y perfeccionamiento de la técnica en el siglo XIX. Quiero felicitarte, entonces, por tu texto "¿112 años de cine?", publicado en Pasión Silente.


Bluegardenia comentó que le habías consultado antes de hacer tu filmografía sobre algunos aspectos. ¿En qué crees que te acercas a ella y en qué son propuestas diferentes?

Recuerdo haberme comunicado con Bluegardenia poco antes de inaugurar la filmografía. Aunque sinceramente no recuerdo cuáles fueron esas consultas... En aquel momento me sentí en el deber de contactarme por una cuestión de respeto hacia su trabajo. Él fue el primero, el pionero. Siempre sentí aprecio y admiración por sus trabajos de difusión. Salvo en aquella oportunidad, hace ya dos años atrás, jamás mantuvimos un contacto, una comunicación directa.

Lamento su retirada de las comunidades p2p (y al parecer también de su filmografía), pero es una decisión comprensible y respetable. Incluso yo también estoy retirado de los foros (en el sentido de no participar activamente en ellos), aunque no de Mundo Silente. Esta clase de trabajos solidarios pueden llegar a absorber gran parte de nuestro tiempo. No somos programas informáticos, somos personas.

En cuanto a similitudes y diferencias entre las dos filmografías, más allá de que tenemos estilos diferentes, en la esencia son muy cercanas. En este sentido, no fue una mala idea contar con los dos proyectos on line, para que, en caso de dificultades a la hora de actualizar o en casos de abandono o desaparición, nadie quedara "huérfano". Creo que las filmografías son como cinematecas públicas. Y cuantos más templos sagrados del cine existan, mejor para todos.

Valoro mucho en tu filmografía el aspecto de detalles y enlaces externos, no sólo porque incluyas a Pasión Silente. Son casi siempre referencias a enlaces de la red. ¿Tienes previsto aumentar las referencias escritas? ¿Alguna recomendación al respecto, de libro/s que sería interesante leer sobre este u otro tema?

Ahí tienes una diferencia con la filmografía de Bluegardenia, por ejemplo. No me agradan las sinopsis o los breves comentarios para las películas. Desde el comienzo, tuve que ofrecer otra clase de información. Prefiero que la gente investigue por su cuenta, antes que depender de una sinopsis o comentario. Los enlaces externos (en español e inglés) fueron la solución.

Por el momento no tengo previsto recomendar libros. Eso requiere más tiempo al momento de actualizar y lamentablemente tiempo es lo que necesito para mis otros proyectos. Pero no lo descarto completamente... Gracias por la idea.


Algunos de acá hemos tenido noticias de tiendas como Época Cine, de Argentina, ¿Cómo está la difusión del cine mudo en tu país, y en tu ciudad en concreto?

El sello editor Época Cine fue muy importante en los años 90, al editar en VHS una gran cantidad de films silentes. En un contexto en donde no existía aún Internet o los DVD, aquel proyecto merece un muy buen recuerdo.

En cuanto a la difusión del cine silente en Argentina, siempre existió, gracias a una fuerte cultura cinéfila. Pero aun así, limitada a muy pocas personas en comparación con el resto de la población y sus intereses. Con esto no quiero decir que existió o existe mucha difusión... simplemente digo que existió y existe aún hoy, sobre todo en Buenos Aires. No puedo opinar con seguridad sobre la situación en otros sitios del país. En la actualidad, se pueden ver algunos films silentes durante el año, en ciertos puntos estratégicos de la capital. Pero no existe un lugar especializado en cine mudo.

Por otra parte, ya no se acostumbra prácticamente a proyectar films sin importar su estado de conservación... El público interesado pide ver restauraciones o DVD en pantalla grande, lo cual es una pena, teniendo en cuenta que existe material aún sin restaurar e inédito en soporte analógico o digital. De todos modos, lo peor en la Argentina no es la escasa difusión, sino la forma de conservación de los films. Aquí no se respeta la memoria, salvo poquísimas y honrosas excepciones. Se ha perdido demasiado cine, por ignorancia, por no saber cómo cuidar un film. La historia de la conservación del cine en Argentina merecería un estudio aparte...

Volviendo a la difusión... Últimamente se están proyectando algunos films silentes con acompañamiento musical en vivo (desde pianos con partituras de la época hasta grupos experimentales). Una "moda" reciente que ha resurgido y que tiene aceptación, sobre todo entre los jóvenes curiosos.

Curiosamente, la TV estatal transmite de lunes a viernes, aunque pasada la medianoche, el excelente programa "Filmoteca", en donde Fernando Martín Peña y Fabio Manes pasan con cierta frecuencia películas silentes. Un claro ejemplo de cómo aprovechar la ignorancia de los funcionarios de turno, en beneficio del cine. Supongo que muy pocos vemos ese programa, sobre todo por el horario. Pero al menos existe y es algo sumamente positivo. Me arriesgo a afirmar que fue lo único positivo que sucedió en estos gobiernos de la era "K".

No es sencillo saber hasta qué punto existe un verdadero interés en todas estas propuestas y cuánto durará. Según las estadísticas de Mundo Silente, Argentina se encuentra en segundo lugar en la lista de visitas, después de España y antes de Francia. Esto significaría, tal vez, que muchos argentinos están interesados en el período silente y deciden ver estas películas en sus hogares.

En los años 90, por ejemplo, casi ningún joven estudiante de cine había visto cine mudo. O pensaban que las películas silentes eran todas como las primeras comedias de Chaplin. Incluso una gran mayoría no veía clásicos sonoros en blanco y negro... Hoy creo que está creciendo el número de interesados en conocer el silente y tienen a Internet como aliada. Algo que podría llegar a ser muy positivo, por el bien del futuro del cine... Una posible forma de contrarrestar la mala educación a través de la TV o de las falsas promesas de cierto "cine independiente" de los últimos 30 años, que no es otra cosa que una variante, en la mayoría de los casos, de un cine mediocre, mentiroso, decadente y funcional a los peores intereses ajenos a la esencia del cine. Creo que los estudiantes (no sólo de Argentina, de todas partes del mundo) deberían ver todo el cine silente posible. Luego ver las Histoire(s) du Cinéma de Godard y recordar siempre las palabras de Andrei Tarkovsky:

Quien quiere gustar a sus espectadores y adoptar sin más el criterio y el gusto de éstos, en el fondo no tiene ningún respeto por ellos, porque lo único que quiere es sacarle el dinero del bolsillo. Actuando así no estamos educando al público con ejemplos de un buen arte, sino que estamos sólo enseñando a otros artistas a asegurar sus ingresos. Y el espectador seguirá manteniendo su seguridad y su contento, vanos e indiscutidos. Pero si no le educamos para que llegue a una relación crítica para con sus propios juicios, en el fondo es que nos resulta indiferente.
Con esto creo que ya tienen una base sólida, antes de continuar en el camino.


Creo que con motivo de la llegada al poder de Cristina Fernández un escritor reivindicó la fealdad y pidió una ley al respecto. Era una broma, pero estaba en un contexto en el que se quieren reivindicar determinados valores y denunciar la superficialidad. ¿Qué opinas sobre todo ello?

Prefiero no tocar ese tema, en este momento y en este contexto. Sólo afirmar que estoy en total desacuerdo con el gobierno actual, idéntico al gobierno anterior. Argentina está pasando por un momento nefasto, muy triste. Si sólo fuera un problema de "superficialidad"... Existen problemas más graves aquí...

De todos modos, también creo que se trata de un problema a nivel mundial. Europa también es superficial. Pero hay más interés y más dinero invertido en arte; por este motivo pienso viajar allí en este 2008 y seguiré luchando para concretar mis proyectos cinematográficos.

Y ahora una pregunta que debería haberte hecho al principio ¿Cómo llegaste al cine mudo y cuáles son tus películas de cabecera?

La primera película silente que recuerdo haber visto fue Entr'acte (René Clair, 1924) a los 7 años de edad. Recuerdo aún el profundo impacto que generó en mí, estaba maravillado, en éxtasis emocional.

Según cuenta mi madre, al poco tiempo de nacer me llevó al cine por primera vez. Lejos de llorar, hacer ruidos o dormirme, me asegura que durante toda la proyección permanecí en completo silencio y con los ojos bien abiertos observando la pantalla. Tal vez haya sido un momento decisivo para mi futuro... Lamentablemente no recuerda cuál era la película en cuestión. Probablemente un polar francés.

Pero Entreacto, además de mi primer film silente, fue el que terminó por confirmar mi pasión por el cine. Recuerdo también mi segundo film mudo, Napoleón (Abel Gance, 1927). Y luego varios cortos de Chaplin y Keaton. Si tengo que nombrar películas silentes de cabecera... Es inevitable recordar a Greed (Stroheim, 1924, en la foto inferior), La Passion de Jeanne d'Arc (Dreyer, 1928), Sunrise (Murnau, 1927), Körkarlen (Sjöstrom, 1921), Häxan (Christensen, 1922), Coeur Fidèle (Epstein, 1923), Die Nibelungen (Lang, 1924), Karutta Ippeji (Kinugasa, 1926), Devushka s korobkoy (Barnet, 1927), Underworld (Sternberg, 1927), Lonesome (Fejos, 1928), Un Chien Andalou (Buñuel, 1928), Die Büchse der Pandora (Pabst, 1929), Novyy Vavilon (Kozintsev & Trauberg, 1929), Zemlya (Dovzhenko, 1930), Le Sang d'un Poète (Cocteau, 1930), À propos de Nice (Vigo, 1930), Tokyo no yado (Ozu, 1935)... además de las ya citadas Entreacto y Napoleón... Pero estoy siendo muy injusto... Existen más películas esenciales dentro del período silente... Imposible nombrar a todas en este momento.




Si hubieras vivido en el primer cuarto del siglo XX y fueras director de cine, productor o actor ¿qué tipo de posible película tuya te hubiera gustado que hubiera aparecido en la filmografía de Mundo Silente? ¿Cómo te la imaginas?

Director hubiera sido con seguridad. No me agrada estar delante de una cámara y soy pésimo para manejar dinero. Supongo que hubiera intentado romper con varias estructuras, sin llegar a hacer un cine de "vanguardia", dadá o surrealista. Supongo también que hubiera tenido las mismas influencias que ahora, con respecto a directores de esa época... Mi fotógrafo sería Rudolph Maté, quien trabajó con Dreyer en La Pasión de Juana de Arco y luego en Vampyr, su primer film sonoro... Me la imagino como una película perfecta, ideal para morir en paz, sabiendo que la misión fue cumplida.

Volviendo a esta vida, no tengo más remedio que intentar el mismo objetivo. Aunque será algo diferente. Transcurrieron varios años desde aquel tiempo, sucedieron muchas cosas, surgieron más maestros con nuevos universos, el mundo está peor, el desafío será mayor. Pero vale la pena intentarlo. La luz sigue encendida.

viernes, 28 de diciembre de 2007

¿112 AÑOS DE CINE?


Hoy, se supone, se celebran 112 años del cine, según la historia oficial que sitúa su "nacimiento" el 28 de diciembre de 1995, fecha en la que dos hermanos de Lyon, los Lumière, hacían la presentación pública de su invento en el Grand Café de París. Ni era la invención del cine, ni era una presentación pública y ni siquiera era la primera vez que los Lumière presentaban su invento a unos espectadores. Era la primera vez que se pagaba por ir a ver cine (lo cual tiene, en su conmemoración, algo de pernicioso) y los Lumière dieron mayor importancia a esta presentación porque su audiencia estaba llena de personalidades influyentes de cara a la difusión de un invento de provincias en la capital. No era el único procedimiento para plasmar cine, pero el otro gran competidor, Edison, se había empeñado en hacer del cine, con su kinetoscopio, un producto de ocio privado, de visionado individual. Digamos que los Lumière consiguieron reunir eficacia y mercadotecnia en su invento.

Los inventos de los Lumière, Edison y compañía dieron materialidad a un sueño que muchos remontan hasta las cuevas de Altamira y que quizás habría que situar con mayor precisión en el inicio de la actividad del relato ilustrado, especialmente en zonas de rica tradición oral como Asia (especialmente India e Indonesia) y África. Un ejemplo de ello es el Wayang Kulit, el teatro de sombras de Indonesia, cuyas marionetas, de gran belleza, pueden conseguirse en foros de coleccionistas de precine. Este tipo de espectáculo forma parte del patrimonio no material de la Humanidad, declarado así por la Unesco. Para muestra un botón (otras en búsqueda de Youtube):




En Occidente, especialmente a partir del Renacimiento, el desarrollo de la óptica y otros avances relacionados con la luz tuvo, en paralelo a su utilización científica, aplicaciones para el ocio, con diversos artilugios que jugaban con la ilusión óptica (especialmente la linterna mágica o los diaporamas), además de la experimentación que el desarrollo de estas técnicas tuvo lugar entre algunos creadores. Así, se sabe que Vermeer hizo uso de la cámara oscura para muchas de sus obras, como puede verse en este fragmento de la película La joven de la perla (2003):




En el siglo XIX tuvo lugar la mayor carrera hacia el cine, ayudado por la invención de diversos aparatos de ilusión óptica, como el zoótropo, aparato creado en 1834 por el matemático W.G. Horner, en los que un tambor cilíndrico con diversos cortes laterales hacía girar unas tiras de dibujos que representaban unas figuras con cambios de posición y gestos, de tal manera que, al ir girando, el espectador que mira por uno de los cortes puede tener la sensación de ver moverse la figura representada. Un artilugio parecido, que complementaba el cilindro con una serie de espejos centrales, fue el praxinoscopio, inventado en 1877 por Émile Reynaud. Éste hizo sesiones para el público combinando su invento con la linterna mágica. Un ejemplo de ello es este Autour d'une cabine (1894):



Entre la invención del zoótropo y del praxinoscopio se produjo otra carrera, la de captar la imagen real, algo que ya hacía la cámara oscura, pero sin la posibilidad de dejar fija esa imagen de forma permanente en un soporte. Primero el daguerrotipo y luego la fotografía consiguieron conservar una imagen real más allá del momento en el que fue captada. Los trabajos de Muybridge contribuyeron a emparentar fotografía con cine, en sus intentos por captar las diversas fases de un movimiento, primero con el galope de un caballo y más tarde con el de seres humanos caminando o haciendo un ejercicio.


En la carrera final en busca del cinematógrafo estaba la preocupación por conseguir un aparato que pudiera captar imágenes en movimiento y, sobre todo, pudiera proyectarlas. La carrera de Edison y los Lumière, entre otros muchos, se basó precisamente en las estrategias para desarrollar la segunda parte, pues la captación de imágenes en movimiento estaba mejor encaminada. Como dijimos al principio las dos principales tendencias fueron la que representaba Edison (kinetoscopio, la proyección para un solo usuario que accedería a ella introduciendo una moneda por la ranura del aparato) y la de los Lumière (cinematógrafo: proyección en pantalla para diversas personas al mismo tiempo, con el pago previo de una entrada).

Concepciones diferentes para una misma idea: la de dar apoyo visual a las historias que los hombres y mujeres de todos los tiempos han querido contar.

domingo, 23 de diciembre de 2007

LOS PRIMEROS ESPECTADORES DEL CINE: DOS LIBROS



Ante todo, felicidades a todos por estas fechas y por las próximas (que también va bien de vez en cuando felicitarse por el día a día). En estas semanas los que tienen tiempo aprovechan para descansar y retomar algún propósito que tenían prometido desde hace tiempo. En mi caso, ya avisé en varias ocasiones la posibilidad de incluir en este blog la noticia de algún libro sobre algunos temas de gran interés en la divulgación del cine silente y su contexto. Hoy ha llegado el día de cumplir con esa promesa. En concreto, lo voy a hacer con dos libros ciertamente interesantes que aún pueden encontrarse en las librerías y que tratan sobre los primeros espectáculos cinematográficos y sus espectadores.




Paech, Anna y Joachim Paech, GENTE EN EL CINE (2000),
Madrid: Cátedra (Colección: Signo e Imagen, 70), 2002.

Escrito originalmente en alemán y con muchas referencias, sin descuidar el resto de escenarios, a la Alemania de Weimar, lo cual lo hace doblemente interesante, es un libro de gran interés para quien quiera saber algo sobre la pequeña historia del espectador, que también lo es del cine en cuanto a espectáculo y de sus diferentes formas y locales de difusión. Aunque abarca muchas épocas, desde aquí destacamos los primeros capítulos, sobre la evolución del cine desde su presencia en locales de feria y espacios ambulantes (como complemento del teatro de variedades) hasta su establecimiento en locales permanentes. Puede parecer una cuestión baladí, pero ese detalle ocasionó muchos cambios en la industria del cine. Cabe recordar, por ejemplo, que Méliès vio desmoronarse su participación del cine porque no supo prever el negocio que le ofrecieron: cuando el cine era más o menos ambulante, una de las principales ganancias de los cineastas era la de vender copias de sus películas; algunos como Méliès no supieron ver que la implantación de salas permanentes de cine conllevaba que el negocio se desplazaba al alquiler de las películas. Cómo eran esas primeras salas y en qué se iban diferenciando del teatro puede leerse en buena parte de este libro. También es interesante la relación de los primeros espectadores con esas salas, pues tardaron en acostumbrarse a su permanencia, y los incendios ocasionados por lo inflamable del celuloide no ayudaron a su buena imagen.

Otro importante tema de interés radica en la recepción del cine. Mucho se ha hablado del impacto de la imagen del tren llegando a la Ciotat y del susto que presumiblemente causó en los espectadores de las primeras proyecciones Lumière. Los autores de este libro van más allá en la descripción de esas reacciones, extrayendo anécdotas de testimonios personales, noticias en prensa y diarios de escritores o novelas y relatos sobre el tema. Uno de los aspectos que llamó más la atención a los primerísimos espectadores fue la inmediatez de las imágenes, pues mucho de lo que se les ofrecía eran imágenes rodadas ese mismo día, unas horas antes, con escenarios que estaban acostumbrados a ver, todo en movimiento. A veces, incluso, se sorprendían al verse a ellos mismos en pantalla, paseando por las calles, lo que no siempre era sinónimo de dicha: así, se dieron muchos casos, y la literatura cómica inventó otros, en los que un matrimonio asistía a una proyección y el marido de repente aparecía en la pantalla del brazo de otra mujer. Luego el espectador exigió más cosas que verse reflejado en pantalla y los productores y exhibidores vieron también otras potencialidades. Antes hablaba del doble interés del libro por poner muchos ejemplos del cine alemán. Lo es especialmente en los capítulos dedicados a la propaganda política en los tiempos alrededor de las dos grandes guerras, en la manipulación del enemigo y en la exaltación de lo patriótico.


AA. VV., LA CONSTRUCCIÓ DEL PÚBLIC
DELS PRIMERS ESPECTACLES CINEMATOGRÀFICS,
Girona: Fundació Museu del Cinema, 2003.

A pesar de su título en catalán, la mayor parte del libro recoge ponencias y comunicaciones en castellano sobre el tema en un seminario organizado por el Museu del Cinema de Girona en 2003. En todo caso, el catalán no es un idioma tan difícil y menos en un ensayo.

El libro, editado por Àngel Quintana y Jordi Pons, es una antología coral de visiones sobre la mirada de los primeros espectadores y su relación con la evolución narrativa del cine. La primera de las ponencias, firmada por David Robinson, cuestiona el carácter inocente con el que se ha querido tratar a los primeros espectadores: algunos de los elementos básicos de la percepción del cine ya estaban asimilados por el público por otras experiencias de espectáculo, sobre todo en aquellos en los que jugaba un importante papel la ilusión óptica. La ponencia siguiente, firmada por dos ilustres historiadores del cine mudo, Jon Letamendi y Jean-Claude Seguin, analizan también en la recepción de las primeras películas, centrándose en las de los hermanos Lumière; aportan algún texto de la correspondencia de los dos hermanos con su padre, de sus aspiraciones industriales y de mercadotecnia y analiza qué tipo de espectador buscaron en sus presentaciones en sociedad, con notas sobre la recepción y difusión en la prensa. Manuel Palacio, en la tercera ponencia, estudia el público español entre 1905 y 1915 y cómo asistir al cine en la época era un fenómeno de socialibilidad más que de interés cultural o estético. La última ponencia, la de Juan Miguel Company, se centra sobre todo en la evolución narrativa del cine y su "pacto" con el público.

Las diversas comunicaciones que completan el libro abordan temas como el papel de la mujer como espectadora, el cine como experiencia infantil de escritores, el cine y su irrupción en diversas clases sociales, las relaciones entre cine y teatro, figuras claves de los primeros espectáculos (como el explicador), la creación de nuevas formas de público desde el precine y otras relaciones entre la evolución técnica y la evolución en la mirada del espectador, sin olvidar el estudio de todas estas cuestiones en determinados ámbitos geográficos: Andalucía, País Vasco, Alicante, Cataluña...

Sin duda, son dos libros interesantes para autorregalarse estos días e ir leyendo. No sólo sirven para ver en qué condiciones iban los espectadores de antaño a ver una película, sino también para que nos pongamos a reflexionar sobre lo que nos mueve a pagar un dinero (la verdad que excesivo últimamente) para encerrarnos en un sitio (no siempre en condiciones) a ver pasar imágenes (que no siempre conectan con nosotros) con muchos espectadores a nuestro lado, pero en una experiencia que no deja de ser solitaria, a pesar de que ayudan a socializarnos con la experiencia las risas en algunos momentos, los estremecimientos e incluso la sensación de malestar de toda una sala. En mi caso, una de las reflexiones que tuve con uno de estos libros hace ya tiempo fue tras quedarme dormido en la proyección de El arca rusa. Al despertar, ya avanzada la película, miré alrededor y vi que la mayoría de presentes estaba durmiendo o haciendo esfuerzos porque no se le cerraran los ojos. Y es que, por muy aburridas que nos parezcan algunas películas del pasado, hacer películas de espaldas al espectador y más con miras a una determinada crítica es algo más reciente en el tiempo.

viernes, 7 de diciembre de 2007

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE POMPEYA (1926) de C. Gallone y A. Palermi

En el anterior artículo ya tratamos de otras versiones anteriores de la novela de Edward Bulwer Lytton y hablamos de la confusión que una edición en VHS de Divisa había generado en muchos aficionados e investigadores sobre la versión de 1913, al vender como ésta la que, en realidad, es la versión de 1926, de la que vamos a ocuparnos hoy. Para el buen cinéfilo resulta chocante confundir por su aspecto y dinámica una película de los años 10 con otra de mediados de los años 20, máxime cuando entre el reparto, en un papel destacado, se encuentra uno de los rostros más conocidos del cine mudo internacional en los años 20, el de Bernhard Goetzke, quien protagonizara, entre otros filmes de Fritz Lang, Las tres luces. Y choca por dos motivos: porque este actor no empezó su andadura hasta 1917; pero, sobre todo, porque la presencia de un actor extranjero en una película italiana (salvo en el caso de los cómicos franceses) fue una tendencia posterior, cuando esa cinematografía andaba en sus horas bajas, y no en los años 10 cuando las pantallas italianas se llenaban de actores nacionales de prestigio procedentes del teatro y muchas veces presentados como "Signore...". Pero dejemos de insistir en ese tema y vayamos a la película.

El filme arranca con una serie de escenas que inciden en la insinuación del desnudo y en la preocupación por el cultivo del cuerpo en la Antigüedad clásica. Mujeres y hombres realizan ejercicio, entre ellos Glaucus, que es presentado como atleta, mucho más delicado y ágil que en la versión de 1913 (allí Glaucus era algo más brusco y corpulento). Glaucus también aquí está enamorado de Ione y también aparece el personaje de la ciega Nidia, enamorada de él, pero con mucho menor protagonismo: las escenas que celebrábamos en la anterior versión, la de su escapada de la celda y la de su suicidio, aquí están tratadas de manera más sucinta, incluso en el caso del suicidio da lugar a un final abrupto: se insinúa que se ha quedado bajo las aguas, pero inmediatamente aparece el rótulo "Fine", sin dar tiempo al espectador a emocionarse. Los personajes que alcanzan mayor protagonismo son Arbacus (el rostro de Goetzke, y su caché, lo valían, aunque está algo sobreactuado) y el de Apoquidus, hermano de Ione. Este último sólo servía en la versión de 1913 para motivar algunos episodios, especialmente el de su asesinato por Arbacus y la falsa acusación de éste hacia Glaucus. Aquí tiene más empaque pues se resalta mucho más su adhesión al cristianismo y el papel de esta comunidad en la clandestinidad, frente al malvado Arbacus. Incluso al final, cuando la pareja de enamorados logra poner su vida a salvo también se subraya su conversión al cristianismo y la relación de esta fe con su salvación. También Apoquidus sirve para que Arbacus atraiga la atención de Ione y lo consigue tras seducirlo con una escena muy sugerente: le ofrece a una mujer desnuda (se supone que lo está) que va apareciendo bajo unas hojas.

Los demás detalles de la historia siguen aquí, tratados con mayor o menor intensidad: el encuentro y posterior compra de la esclava; las artimañas de Arbacus para conquistar (y retener en su casa) a Ione; su rescate por Glaucus, después de una pelea con Arbacus (aquí tratada con más tiempo); el brebaje preparado por Arbacus y servido por Nidia a Glaucus; el deambular de éste (algo más contenido en gestos) por Pompeya y su acusación por Glaucus (aquí cobra mayor importancia la aparición de otro personaje, Clainus, testigo de que Arbacus miente); el espectáculo circense y, posteriormente, la erupción del Vesubio, invocada por Arbacus, y la huida en barca de unos pocos elegidos.

En líneas generales, la película pierde en la comparación con la de 1913 en sus aspectos individuales, tanto en la dramaturgia como en la composición cercana en los encuentros y desencuentros entre los personajes principales. Gana, eso sí, en las escenas de masa, especialmente en las de la parte final, primero en el circo, donde realmente se siente el acoso de la multitud a Arbacus y, sobre todo, tras la erupción del volcán, donde la cinta alcanza una cierta espectacularidad, con aires de superproducción. A pesar de lo avanzado de su fecha y de lo que se hacía en otras latitudes por esos años, la cámara está bastante estática y sólo se mueve (eso sí con equilibrado dinamismo) en contadas escenas y como introducción a espacios: la presentación del palacio de Arbacus, la entrada en la arena del circo...

Carmine Gallone (en la foto), el director de esta cinta, junto a Amleto Palermi, sería más tarde uno de los autores más conocidos del peplum, especialmente gracias a Escipión, el africano (1937) y dirigiría, además del que nos ocupa, algunos de los remakes de obras importantes de la cinematografía muda italiana, como Messalina (1957), junto a muchas adaptaciones literarias de diversa índole y cintas basadas en argumentos de ópera. A su vez, la historia de Edward Bulwer Lytton conocería otras versiones, más o menos logradas, dirigidas por Marcel L'Herbier (1950) y Sergio Leone (1959, aunque no acreditado). Existe también una cinta de 1935, con idéntico título, pero muy diverso argumento, firmada por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoesdack.