sábado, 4 de agosto de 2007

GIUSEPPE DE LIGUORO: LA ODISEA (1911)

Luca Comerio, Riccardo Bollardi y Emilio Roncarolo fundaron en septiembre de 1907 en Milán una compañía llamada Comerio & C., que se especializó inicialmente en documentales. La compañía se asoció un año después con la S.A. Fabbrificazione Films y se constituyó la Saffi-Comerio. En 1909, la entrada de nuevos accionistas, el conde Pier Gaetano Venino y el barón Paolo Airoldi di Robbiate, propició un nuevo rumbo de la compañía y un nuevo nombre: Milano Films. Con esta denominación propició algunos títulos emblemáticos del cine italiano entre 1909 y 1918, año en que la Primera Guerra Mundial llevó a esta y otras compañías del país a la crisis y su producción sólo tuvo una cierta continuidad hasta 1923. Uno de sus principales impulsores fue Giusseppe De Liguoro (1869-1944), actor y director artístico, que realizó e interpretó numerosas adaptaciones de clásicos de la literatura. Se inició en la compañía en 1908, procedente del teatro, y dos años después se hizo notar como realizador con Edipo Rey (1910), por el que fue ampliamente premiado. Su mejor año fue, sin duda, 1911, en el que realizó dos producciones muy relevantes: La Odisea, de la que hablaremos a continuación, y El Infierno, motivo de nuestro próximo artículo.



Dirigida por Francesco Bertolini y Adolfo Padovan, con la participación decisiva de G. De Liguoro, en la dirección artística y en la interpretación del papel principal, la película fue condecorada con un premio en la categoría artística de la Exposición Internacional de Turín. Lo que se conserva (se han perdido unos 500 metros de la copia original) presenta diversas estampas de la historia de Ulises de forma muy resumida.

La historia se inicia con la despedida de Ulises de los suyos, principalmente de su mujer, Penélope (Eugenia Tettoni), y su hijo, Telémaco, para participar en la guerra de Troya. Las escenas de esta despedida y de las naves a punto de zarpar de Ítaca se llenan no sólo de los personajes principales, sino de múltiples extras, cada uno con una porción de plano y seguramente con una historia. Mientras Ulises está guerreando en Troya, con rumores sobre su muerte, varios pretendientes a Penélope esperan ser elegidos por ella como nuevo marido, mientra la presunta viuda teje y desteje un tapiz como excusa para dejar pasar el tiempo y no decidirse, pero es descubierta en el engaño. Para nuestro gusto, la elección de Eugenia Tettoni como Penélope no parece responder a la supuesta seducción que debe despertar la dama, pero imaginamos que sería una actriz muy relevante en la época o dentro de la compañía.

Volvemos a Ulises en su periplo a Ítaca, después de que se nos informe que ya han acabado sus batallas en Troya, ciudad que abandona con sus hombres, una vez destruida. El plano del héroe y sus hombres en el mar con la ciudad de Troya incendiándose tiene su encanto, aunque se note mucho que es una maqueta. El pasaje siguiente, relativo a la llegada de Ulises y los suyos a la isla donde vive el cíclope Polifemo, aunque falto de tensión, es muy interesante desde el punto de vista técnico. A diferencia de la estaticidad del cine italiano de esa época en la representación de estampas literarias e históricas, aquí la cámara se mueve suavemente para acompañar a los héroes en su llegada a la isla y en su despedida de ella, después de haber cegado al cíclope y de haberle robado el ganado. Este movimiento de cámara, funcional y efectivo, se complementa, ya dentro de la cueva, con un buen uso de las transparencias para dar cuenta del gigantismo del cíclope con respecto a los hombres de Ulises.

Desde el momento en que el ciego Polifemo intenta vengarse de ellos, lanzando una enorme piedra al agua e invocando a Neptuno, dios del mar, se suceden una serie de apuntes (muy breves) sobre algunos episodios que conducen a la aniquilación total de la tripulación, a excepción de Ulises: el pasaje de las sirenas y su canto, la llegada a la isla de los monstruos Escila y Caribdis, que devoran a algunos de los hombres, y la muerte del resto, tras ser hundida la nave por una tormenta propiciada por Zeus. Entonces, la historia se toma algo más de tiempo en las estancias de Ulises, totalmente solo, en varias islas donde viven la joven Calipso, que le ayuda a construir una gran balsa, que Neptuno se encargará de destruir, y la princesa Nausicaa, hija de Antinoo, en cuyo palacio Ulises cuenta la historia de sus hazañas. La escena de la estancia de Ulises en el palacio representa otro gran momento en la utilización masiva de extras que enriquecen el plano sin quitar al mismo tiempo ningún protagonismo a Ulises y sus distinguidos anfitriones.

La última parte ya abarca el bloque del regreso de Ulises, disfrazado de mendigo por mediación de la diosa Minerva, y su venganza de los hombres que pretenden a su mujer. Los trucajes ayudan a representar a la diosa y dar cuenta de la transformación de Ulises en un mendigo y su proceso reverso, cuando a la diosa le interesa que Ulises se descubra. Uno de esos momentos, previos a su llegada al hogar, es el encuentro con su hijo, Telémaco, interpretado, por cierto, por una mujer, y cuya historia (la de su marcha en busca del padre) ha desaparecido casi por completo en la película de De Liguoro. El encuentro sirve para preparar la venganza contra los pretendientes: Penélope decide tomar como marido a aquel que consigar tensar el arco de Ulises y disparar con él, algo que sólo consigue el mendigo. Una vez vuelto a su aspecto, Ulises emprende su venganza sobre los pretendientes, dándoles muerte. La escena de la prueba vuelve a utilizar el recurso de poblar el plano de múltiples personajes, pero en esta ocasión sí que se pierde un poco de vista la centralidad de los personajes principales y la prueba queda algo diluida en cuanto a tensión (nunca mejor dicho) y protagonismo.

Sin ser una adaptación demasiado atractiva para el público actual, sí que en el metraje que se conserva (factor que se ha de tener muy en cuenta) se da una idea de la historia en general y de algunos de sus episodios más célebres, una adaptación que además no tenía referencias anteriores, por cuanto fue la primera vez que la historia de Ulises se llevó al cine (la mejor adaptación, sin duda, es Ulisse, de 1955, protagonizada por Kirk Douglas). Un aspecto muy relevante de la película es su aprovechamiento del rodaje en exteriores y la integración de algunos elementos de decorado y de trucaje en esos exteriores. Algunos efectos especiales propiciados por Emilio Roncarolo ayudan a trasladar a pantalla los aspectos más fantásticos de la historia original (sirenas, monstruos), aspectos que tendrán una mayor importancia en otra de las películas de De Liguoro rodada ese mismo año, El Infierno (1911), de la que hablaremos en nuestro siguiente artículo.

4 comentarios:

J.Luis Gómez Toré dijo...

En primer lugar, felicidades por su estupendo blog.
Estoy interesado en ver la película de Liguoro sobre la Odisea. ¿Es posible acceder a ella?
Gracias.
José Luis

Antonio Belmonte Navarro dijo...

Hola, José Luis:

Sí me puedes escribir al e-mail, te puedo facilitar alguna orientación al respecto.

J.Luis Gómez Toré dijo...

Discúlpame, pero no sé cómo acceder a tu e-mail para mandarte el correo.
Gracias.

Antonio Belmonte Navarro dijo...

Perdón por el despiste. Te la deletreo: abnmanderley arroba yahoo punto es